Colegio de Ingenieros Civiles de Mexicali
Artículo

Redes de transporte en espacios urbanos transfronterizos

Fecha de publicación: 19/08/2014

Redes de transporte en espacios urbanos transfronterizos

Dr. Alejandro Mungaray – Moctezuma & M.C. Jesús Armando Flores Yeffal

En el mundo globalizado las ciudades que conforman espacios transfronterizos ya no actúan como ciudades dobles que siguen modelos de ordenación propios de cada país, focalizados con la misma frontera. Más bien, se trata de un modelo único más o menos segregado, con flujos entre sus partes, algunos de los cuales son controlados por poderes externos a la propia comunidad y con diversas administraciones, conformando un único territorio-ciudad complejo. Estas ciudades se han ido creando a través del  tiempo, al igual que sus redes de transporte de carácter intra e interurbano, desde dos comunidades y territorios distintos y con preponderancias que son definidas por el peso de las ciudades ubicadas alrededor de la frontera y/o por el nivel de desarrollo de las naciones participantes. Por lo que, la implantación espacial de infraestructuras de transporte genera importantes contradicciones sobre el territorio transfronterizo, por diversas razones:

a)      Porque deben tener continuidad y las discontinuidades (en cada lado de la frontera o a ambos lados de la misma) expresan claramente las desigualdades socio-económicas y territoriales.

b)      Porque perduran mucho tiempo en el territorio y su forma refleja las contradicciones históricas lo que condiciona las futuras implantaciones de nuevas infraestructuras y dirige las expectativas de crecimiento urbano.

c)      Porque su forma (geometría de red) y características (dotación por habitante) reflejan las características de las distintas partes de la ciudad y de la sociedad (en el mismo lado y a ambos lados de la frontera).

d)      Porque su proceso de planificación y producción es cada vez más difícil hacerlo autónomamente a ambos lados de la frontera, debiéndose adoptar un enfoque conjunto.

e)      Porque suelen ser expresión potente de la identidad nacional, por lo que el proceso de negociación entre distintos ámbitos de decisión puede ser extremadamente complejo.

 

Por su parte, la frontera acentúa las diferencias culturales y de desarrollo existentes entre dos países y su permanencia genera una división espacial fuerte y perdurable. Esto acontece cuando las relaciones entre ambos lados de la frontera no son libres y se encuentran más o menos controladas o filtradas administrativamente, creándose una rigidez que no sucede en función de las necesidades o dinámicas de las ciudades que conforman espacios transfronterizos sino en función de las relaciones existentes entre los dos países. En las áreas no transfronterizas, las líneas de separación entre las distintas zonas del territorio pueden ser cambiantes, expresándose lenta o rápidamente, separando actividades y/o grupos sociales entre los que existen abundantes relaciones. En consecuencia, en los espacios urbanos transfronterizos suceden procesos de división económica y social del espacio similares a los que suceden en todas las ciudades o territorios, pero matizados y aumentados por la presencia de la frontera.

 

En el caso de la frontera de México – Estados Unidos, además de los flujos no comerciales asociados a dinámicas poblacionales vía vehículos particulares y por modalidad peatonal, el notable aumento registrado en el comercio gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha propiciado un importante crecimiento del transporte de carga hacia el interior de cada país y entre ellos. En este sentido, se percibe el peso relativo de las infraestructuras de transporte en el desarrollo económico, apoyando la productividad de las industrias y facilitando el intercambio de productos en los mercados nacionales e internacionales, como también, a nivel regional amplían la cobertura de servicios y ofrecen mayores oportunidades de progreso a las comunidades. Es posible mencionar, que las infraestructuras de transporte y los servicios que brindan son pilares del desarrollo nacional al impulsar la competitividad de todos los sectores económicos, en particular de los que generan divisas, como el comercio y el turismo. Son un factor clave en la integración, en tanto que enlazan regiones, núcleos poblacionales y centros de producción y de consumo.

 

Las características técnicas y dimensionales de estas infraestructuras, refiriendo tanto el diseño de sus trazados como de sus procedimientos constructivos, han ido evolucionando de la mano con el desarrollo tecnológico de las ciencias del transporte y de los materiales. De manera conjunta, también han modificado las normativas y reglamentos de los distintos niveles de poder que se van involucrando durante su creación. Estas consideraciones resaltan la necesidad permanente de evaluar las especificaciones, costos, usos y perdurabilidad de las infraestructuras, con la participación del sector profesional y el académico para medir la temporalidad de las inversiones que permitan la constante adaptación de sus capacidades con las dinámicas que sostienen. Además, gran parte de estas infraestructuras son de uso público, por lo que las decisiones sobre sus ampliación, cierre o modificación requieren modelos de decisiones diferentes al financiero, tales como las consideraciones ambientales, técnicas y legales.

En el caso particular de las consideraciones ambientales, se hace énfasis en que el transporte de carga constituye una importante fuente de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero (GEI) causante del cambio climático en el mundo. El sector del transporte en su conjunto es responsable de alrededor del 26 % del total de emisiones de gases de efecto invernadero en América del Norte.  Por ello, es primordial el mejoramiento del desempeño ambiental del transporte de carga para contribuir a la competitividad de los corredores binacionales que se constituyen para la distribución de productos e insumos en una escala transnacional.  

La incorporación de nuevos criterios de diseño en redes de transporte incluye aspectos asociados al ahorro energético, contemplando estaciones de recarga de vehículos eléctricos, híbridos, y nuevos esquemas de interacción entre biocombustibles, su eficiencia y nuevos materiales para generar superficies de rodamiento más amigables con los neumáticos. Asimismo, el aprovechamiento de los recursos energéticos interviene en acciones para evitar la contaminación, como puede ser la implementación de redes de transporte colectivo que van desde sistemas de autobuses hasta monorrieles y/o trenes de alta velocidad. Es una realidad que las mesas técnicas de planeación del transporte ahora destinan esfuerzos no solo a debatir cuestiones específicas que tradicionalmente son consideradas para el diseño de la propia infraestructura (TDPA, anchos de calzada, velocidad de proyecto), sino que ahora también, atienden problemas consecuentes como la contaminación, el costo de manutención de las vialidades existentes a través de los impuestos y la buena planificación de redes interregionales con adecuadas interacciones de los gobiernos locales, regionales y binacionales, cuya infraestructura centra especial atención en la economía y los servicios derivados de su comercio.

Por una parte, las redes de transporte viario han representado un punto crucial en el proceso de conformación urbana, interconectando sistemas de ciudades entre países para brindarles un carácter transnacional y/o continental e incorporarlas a un único sistema global. Lo que ha significado la existencia de un territorio cada vez más accesible inmerso en constantes transformaciones ocasionadas por el aumento poblacional, el rápido crecimiento de los espacios urbanos y la presencia de circunstancias geográficas y geopolíticas que modifican tanto su distribución territorial como sus capacidades cuantitativas y cualitativas, muchas veces sin ser estas modificaciones las óptimas.   

Algunas de las mencionadas circunstancias exhiben fronteras discontinuas en sus trazados de redes de transporte viario y ferroviario, es por esto que se promueven acuerdos binacionales, y entre todos los actores que intervienen, para buscar que estas alcancen un óptimo funcionamiento. En la actualidad, la planeación de redes de transporte requiere una mayor sincronización entre sus normativas técnicas y otras normativas enfocadas a las emisiones y el uso de tecnologías limpias y renovables. Así como mecanismos para sintonizar las capacidades de las redes en ambos lados; a través de la creación de metodologías específicas de diseño que tomen en cuenta las vicisitudes que se presentan estrictamente en este tipo de redes y entornos.